Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Mujeres apicultoras: un paradigma distinto con beneficios más allá de lo económico

“Ellas establecen un vínculo especial con las abejas, fundamentado en el equilibro ambiental, que no modifica el ritmo de la colmena. Les cantan, les hablan, las tranquilizan”, indica una investigadora de la UNS que caracteriza las problemáticas e intereses de las mujeres del sector.

“Mis niñas”, dice Mayra Real, apicultora de Chile, al hablar de las habitantes de las 30 colmenas que supervisa en el apiario municipal de Puerto Montt. Mayra integra la Red de Mujeres Apícolas Latinoamericanas, que busca visibilizar otra forma de apicultura transformando el trabajo en cuidado de uno de los insectos más beneficiosos del planeta.

La economista y doctora en Geografía María Emilia Estrada, de la Universidad Nacional del Sur, coordina la citada Red latinoamericana y afirma que “es notorio el trato diferencial que las mujeres mantienen con dichos polinizadores, que le aporta un toque de cuidado maternal al oficio.”

“Las apicultoras entienden los ritmos y necesidades de la colmena, eligen el momento adecuado para intervenir, que contrasta con la visión tradicional de la apicultura comercial, donde el tiempo es dinero. Esta forma de acercamiento a las colmenas, que busca mantener en niveles bajos el estrés en los nidos, demanda más tiempo, trabajo y atención, sin embargo reporta beneficios y satisfacción para las apicultoras”, indicó Estrada, docente de esta Casa e integrante del Laboratorio de Estudios Apícolas que depende de la UNS y la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC).

“Para acercarse a `las niñas´, tienes que hacerlo como si fueras una más, con respeto, con admiración, uno genera una vibración, entrás en su frecuencia. Ellas detectan el enojo, la preocupación y lo decodifican como una situación de agresión y te agreden”, contó Mayra.

Sostuvo Estrada que “las mujeres les hablan, les cantan como parte de un trato integral y contextual, atento a las necesidades de las abejas”. La apicultora Alicia Tomaszuk desde la Colonia Domingo Matheu (Chaco) afirma: “¡No es romantizar! ¡Es humanizar el trabajo con seres vivos! Necesitan y necesitamos hablar y reírnos porque somos un equipo”.

En este sentido, Mariana Natalia Chaves, de Epuyén (Chubut), zona castigada por los grandes incendios en la Patagonia este año, afirma “es oportuno y urgente darnos a una práctica diferente que considera otro vínculo entre humanidad/ abejas/ ecosistema. Afirmaría que hacemos OTRO modelo apícola, basado en otra práctica y fundamentado en la búsqueda del equilibrio ambiental y la consideración de la diversidad de polinizadores nativos”.

 “Desde los estudios tradicionales, las apicultoras están invisibilizadas, así como también su forma de manejo. Es lo que estamos tratando de cambiar desde la investigación y desde la extensión”, mencionó Estrada, que además es directora de un proyecto de la UNS relacionado con la temática.

“La apicultura es un sector altamente masculinizado a escala global. El colectivo de mujeres además de compartir las características productivas, manifiestan las cuestiones de género, particularmente las asociadas al uso del tiempo, dada la desigual distribución de las tareas de cuidados en los hogares de las familias, al igual que sucede en el resto de la sociedad.”

“La apicultura aporta a las mujeres múltiples beneficios, individuales y colectivos. Por un lado, logran ingresos que les permiten disminuir su dependencia económica y al mismo tiempo establecen vínculos entre pares que contribuyen a implementar acciones conjuntas y empoderarse y con ello disminuir la violencia de género”.

“Este año varias mujeres de la red se animaron a plantear cuestiones de género y de cambio climático, aspectos que usualmente no se tratan en las reuniones sectoriales”, señala Estrada.

Mónica Rodríguez Fica, de la comuna de Pichidegua, (Región de O’Higgins, Chile) suma otro beneficio que aporta el contacto con las abejas: “Siempre digo que mis abejas ´son mis espaldas emocionales´, no importa el problema que tengo, al llegar al apiario todo se olvida porque trabajar con las colmenas requiere concentración, los aromas de las colmenas relajan.”

Estrada mencionó que el funcionamiento de la red es como “una colonia de obreras” donde prima la colaboración, la reflexión continua en torno al rol de la mujer en el sector y el intercambio de saberes para avanzar en la generación de valor agregado, la adaptación al cambio climático, la educación ambiental y la valorización de las estrategias asociativas.

“El solo intercambio fluido de ideas y conocimiento entre ellas es sumamente valioso dado que por pertenecer a distintos territorios tienen acceso a saberes y experiencias muy diferentes: las mujeres chilenas son grandes estrategas en la incorporación de valor agregado y comercialización a través de canales cortos, mientras que las argentinas se destacan por el manejo sanitario de las colmenas, así como todas comparten experiencias de manejo en climas extremos cada vez más presentes en los territorios en el marco de la aceleración del cambio climático.”  

La doctora María Emilia Estrada (en el centro) junto a integrantes de la Red

El Proyecto de Extensión de la UNS “Mujeres apicultoras unidas por un mundo con abejas”, que dirige Estrada, se propone dar herramientas a la red en crecimiento de mujeres latinoamericanas de Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Bolivia y Ecuador. En dicha red participan apicultoras de un muy amplio rango etario desde adolescentes que acompañan a sus madres hasta mujeres de 82 años. Este proyecto fue aprobado por el Consejo Superior Universitario para su continuidad. En el mismo participan estudiantes y docentes de los Departamentos de Economía, Geografía y Turismo y Ciencias de la Administración.

Compartí esta noticia:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp