Javier Gaggioli volvió a la universidad luego de 20 años. A los 45, recibió su título y cerró una etapa.
Javier Gaggioli hace casi dos décadas que se desempeña como técnico en una empresa de telefonía. Pero tenía una “espina”, que era formarse académicamente. Por eso, en 2022, a los 42 años, decidió anotarse en la Técnicatura Universitaria en Sistemas Electrónicos Industriales Inteligentes. Hizo el curso de ingreso, llevó su carrera al día y presentó el trabajo final con un compañero 20 años más joven.
“Siempre me quedó ese pendiente. Abandoné ingeniería mecánica y me había quedado la espina”, cuenta entre las razones. La tesis fue un dosificador automatizado de granos, que donaron al Departamento de Ingeniería Eléctrica.
A su entrega de diplomas, en agosto pasado, lo acompañaron sus padres, su esposa y sus hijos (Jazmín, de 16, Sofía, de 13, y Joaquín, de 8). “Recibirse es una sensación única. Uno lo vive distinto a cuando tenés 20 años. Siempre es bueno adquirir conocimiento, hay que hacerse el tiempo.
“Para mí significa el logro de un pendiente, cerré un ciclo”, dice Javier.


Javier y Santiago, su compañero de trabajo final